Receta: Ajoblanco De Chufas

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Foto: Divulgaçao

Esta receta  de ajoblanco es fantástica a muchos niveles: es perfecta para días de calor, no contiene histamina, es nutritiva y contiene almidones resistentes, actuando como prebiótico (el alimento de los probióticos). ¡Y lo mejor de todo es que está delicioso!

El ajoblanco es una sopa fría cuyos ingredientes principales son las almendras, el ajo y el vinagre. Se suele servir acompañado de uvas o pasas, y es de un sabor intenso y refrescante.

En nuestra adaptación, vamos a sustituir las almendras por chufas, y vamos a eliminar el vinagre.

Puede realizarse con ajos crudos, con lo que obtendremos un sabor mucho más profundo y picante (para los paladares más atrevidos), o bien como yo he hecho, con ajos confitados, aportando el aroma a ajo de forma más suave y cremosa.

INGREDIENTES (para 2/3 personas)

200gr Chufas

1000ml Agua mineral

c/s Sal

80gr Pan duro casero (sin gluten en caso de tenerlo restringido)

80ml AOVE (aceite de oliva extra virgen) -puede ser el de confitar los ajos-

8 Ajos confitados (ver preparación a continuación) o 2 Ajos frescos (añadir más si os gusta un sabor más fuerte)

Acompañamientos: Semillas de cáñamo, germinados, uva moscatel.

(c/s = cantidad suficiente)

Lo primero es preparar las chufas. Tienes dos opciones:

-Con chufas enteras: En este caso debes ponerlas a remojo 12 horas antes de preparar el ajoblanco. Se dejan bien cubiertas de agua (como harías con los garbanzos), y pasado ese tiempo, las enjuagas y las escurres.

-Con harina de chufa (ya viene triturada): Puedes preparar directamente el ajoblanco, no necesitas esperar.

No recomiendo hacerlo con horchata ya preparada, ya que la calidad deja mucho que desear y suele venir llena de azúcar. Puedes encontrar chufa en tiendas de dietética, o online (por ejemplo aquí)

El siguiente paso es preparar los ajos si vas a usarlos confitados:

Pelamos una cabeza entera de ajos, dejándolos enteros. Colocamos los dientes de ajo pelados en un cazo, y cubrimos de aceite de oliva virgen extra. Ponemos el cazo al fuego a fuego muy bajo. Se trata de alcanzar temperatura suficiente para confitar los ajos, pero sin que llegue a hervir el aceite. Remover con cuidado de vez en cuando. Estarán listos cuando adquieran un color dorado intenso, sin llegar a ser marrón oscuro. Dejar enfriar y guardar en un tarro de cristal junto con el aceite. Este paso puede realizarse con antelación, ya que los ajos confitados se conservan en su aceite bastante tiempo. Yo los guardo en la nevera para evitar acumulación de histamina, y los uso  a lo largo de la semana.

Preparación del Ajoblanco de chufa

Trituramos las chufas con la mitad del agua hasta tener un líquido consistente. Lo pasamos por un colador muy fino, por tela de estameña (doblada un par de veces), o por bolsa de hacer leches vegetales si tenéis. Recuperamos de nuevo la chufa triturada y le añadimos el agua restante. Trituramos de nuevo, y colamos el resultado uniéndolo a la leche obtenida en la primera tanda.

Ya podemos descartar la chufa, o bien congelarla para usarla para hacer pan, bizcocho o galletas.

A continuación cogemos un vaso de nuestra leche de chufa y le añadimos el aceite, los ajos, el pan y un poco de sal, y lo trituramos todo muy bien. Cuando esté todo bien integrado, vamos añadiendo el resto de la leche de chufa. Podemos añadir más agua si lo queremos más líquido, o más pan, si lo queremos un poco más espeso. Probamos y corregimos de sal.

Guardar en la nevera hasta que esté bien frío. Podéis incorporar un para de cubitos de hielo para acelerar el proceso. Al sacarlo de la nevera, es normal que se produzca sedimentación , sólo tenéis que batirlo un poco con un tenedor y ¡ya está listo para servir!

Yo lo he servido con semillas de cáñamo, que aportan proteínas y aminoácidos, y germinados de alfalfa, llenos de enzimas. Servidlo con uvas si queréis disfrutar del contraste de sabores. Está delicioso, ¡lo prometo!

 

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